Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



martes, 11 de octubre de 2016

16/9/2016 – El Pla de les Tores

El día 11 fue la Diada de Catalunya. Este año, se había descentralizado en cinco ciudades: Barcelona, Lérida, Tarragona, Salt (cerca de Gerona) … y Berga. El Passeig de la Pau se llenó de unas 60.000 personas. Yo también fui; total, lo tenía delante de casa. Había el mismo ambiente festivo de siempre pero tengo la impresión que, a nivel de manifestaciones ciudadanas, ya está todo dicho. Esto de la independencia no va a ser nada fácil. Dejando de lado la división de opiniones dentro del propio país, el gobierno de Madrid sabe lo que perderá si Catalunya se va y no lo va a poner nada fácil.


La Diada en Berga

Pero el tiempo continúa inexorable y el viernes, volvemos a estar en el Mikado. “Tenemos que ir al Pla de les Tores”, dice Pep. “Recuerdo que había unos agujeros allí arriba. Igual había más afloramientos de mineral. Y además”, añade, mirándome a mí, “subiremos un camino que no has hecho”.

Muchas veces, desde Ensija, en uno de los collados mirando hacia el sur, había contemplado el camino que baja hacia Peguera pero nunca lo había hecho.

Aparcamos el coche donde empieza la pista a la Font del Pi, en el cruce con el camino que baja al pueblo de Peguera. Se ven coches de gente buscando setas pero ha sido un mal comienzo de temporada. Falta lluvia y ha hecho mucho calor.

Hace un aire frío. Caminando por la pista, no tardamos en ver la “fita” o pila de piedras que marca el inicio de la ruta. Al comienzo, sube cruzando campos. Todavía no es un camino auténtico. Luego entra en el bosque bordeando el barranco, alternando tramos de subida y otros planos. Finalmente, entra en el barranco y ahora ya es una subida continua.

Empezamos a subir

Pero algo ha cambiado. Esta semana, he empezado las clases de yoga. Ahora tengo articulaciones que se doblan y además son elásticas, y cuando camino, noto que amortiguan.

A medida que vamos subiendo, Carles va mirando las rocas, buscando cambios de calor que delaten el mineral. Pep le contempla con mirada de aprobación. “Aquí lo tienes”, me dice. “Siempre alerta. Hace dos semanas, encontró enseguida la mina. No como tú, que estabas en las nubes”.

 Lo que hemos hecho

Y lo que aún queda

Es un desnivel de 500 metros, pero con paradas para hablar de historia, se hace soportable y llegamos arriba. El viento del norte ha limpiado el cielo y todo tiene una gran nitidez.

Vistas nítidas desde Ensija hacia el norte

Y mirando hacia el sur, con la hendidura producida por el río Aigua d'Ora

Subimos a un cerro y contemplamos la zona marcada como Pla de les Tores en el mapa del ICC. No hay agujeros y ni siquiera es plano. Más abajo, solo son rocas y ‘tarteras’. Un par de rebecos nos miran y luego se esconden en los árboles. Damos la vuelta y bajamos a la depresión central, que hace una especie de curva para entrar en el Barranc d’Ensija que luego entra en el Barranc de les Llobateres donde está la ‘pleta’ a media subida. Es amplio, plano, con unas depresiones curiosas donde crecen grupos de tora blava.

El Pla de les Tores

Se nos enciende una luz. “Pero si es esto el Pla de les Tores”, exclama Pep. No es la primera vez que hemos estado aquí pero hoy lo miramos con otros ojos. Salta a la vista ahora que es un curso de agua.

Mientras bajamos, confieso algo a Pep que me tiene preocupado desde hace un par de semanas. “Mi madre se queja del blog”, le digo. “Dice que le falta contenido educativo. Quiere que explique más sobre lo que encontramos y no solo las cosas que hacemos”.

“Pues tu madre tiene razón”, me contesta Pep. “A nadie le interesa la ampolla que te salió en el talón hace un par de semanas”. Se para y mira a su alrededor. “Por ejemplo, tenemos aquí el Pla de les Tores. Podrías explicar que cuando llueve torrencialmente, aquí se forma un río efímero con pequeñas cascadas en estas depresiones en forma de escalón y luego el agua desaparece en estos sumideros donde crece la tora, para reaparecer más abajo en las fuentes. O puedes hablar de la tora, que crece en grupos por encima de 1.700 metros. Y de alguna manera, los animales saben que es venenosa porque no la tocan”.

Aquí se ve mejor el efecto del agua

En eso vamos caminando hacia la Pleta de l’Os. Está en la curva del Pla de les Tores, a la entrada del Barranc d’Ensija, resguardado del norte y el único sitio donde hay un afloramiento de piedra de dimensiones suficientes para hacer estructuras de piedra seca. Aquí paramos para almorzar. 

Lo que queda de la Pleta de l'Os

Mientras comemos, de repente aparecen ovejas y cabras caminando hacia nosotros en fila india desde el Serrat Voltor. ¿De dónde han venido?, nos preguntamos. Es un misterio. Son autoguiadas; no hay pastores ni perros. Miramos hacia arriba: tampoco ningún dron que las vigile. Se esparcen alrededor nuestro, pastando tranquilamente.

Llegan las ovejas

Nos ponemos en marcha, siguiendo la curva de nivel hacia el Serrat Voltor, con los rastros de las ovejas. Salimos en el collado, muy cerca de la mina de mineral de hierro de hace dos semanas y empezamos a bajar sin camino hacia un cerro intermedio que forma un pequeño collado, con otro un poco más hacia el oeste; son Les Mitjanelles.

Mientras vamos bajando, vemos huellas de ovejas que suben. ¿Habrán subido hasta arriba solas por aquí? Bajamos aprovechando los caminos que han hecho los animales, hasta llegar al pequeño collado. Aquí es el único lugar donde encontramos alguna seta. Un camino precario que usan los animales nos lleva hasta el collado siguiente, desde el cual bajamos al camino de subida.

Mirando hacia el este desde Les Mitjanelles

En esa larga bajada, en algún momento nos desviamos de la ruta de subida, aunque siempre vemos camino, y acabamos desplazados hacia la izquierda, delante del cruce mismo al pueblo de Peguera. ¿Sería éste el camino auténtico?

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 9,2 km; 680 metros de desnivel acumulado.

PD. Síntomas de envenenamiento por aconitina, el veneno de la tora blava: aparición de entumecimiento, sudoración y náuseas entre 20 minutos y 2 horas después de la ingesta. Siguen vómitos, diarrea, dolor intenso y parálisis de la musculatura esquelética. Después, arritmias y fibrilación ventricular. La muerte se produce por parálisis respiratoria o paro cardiaco. Toda la planta es venenosa, incluidas las flores, pero la parte más tóxica son las raíces. Una infusión de 3 o 4 raíces es suficiente para matar.

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