Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



sábado, 1 de abril de 2017

24/2/2017 – El camino auténtico de La Clusa

Pep y Carles siguen estudiando la Minuta de Sant Julià de Cerdanyola. Desde el Cap del Pla, sube un camino al Collet Llobató, que sería el camino para pasar de Sant Julià de Cerdanyola hacia La Clusa. Yo no lo tenía en mis mapas. “Cuatro años subiendo cada fin de semana a ese pueblo y no sabes nada”, me reprocha Pep en el Mikado. “¿Qué hacías?”. “Nada. Como ahora, todo el día en el bar”, contesto.

Salimos con un día nublado. Caen algunas gotas de fango, pero confiamos en que el día se arreglará. Aparcamos en el cruce de pistas cerca de las ruinas de la casa de Cap del Pla. Una de las pistas marcha hacia Falgars; aún queda un fragmento del camino antiguo pero renunciamos a seguir esa pista. Subimos hacia el sur por un camino despejado perpendicular a la pista pero que no tiene el aspecto de un camino antiguo.

Enseguida empieza a subir con mucha pendiente. Ahora es evidente que es un camino de cazadores pero vemos restos de muros que suben pequeños valles desde abajo, como si hasta aquí llegaban las zonas de cultivo. La subida se hace agotadora y voy unos 30 metros detrás de Pep y Carles, parando para recuperar el aliento.

Hace mucho tiempo, yo había marcado desde la pista de Fontanals un camino que bajaba esta cuesta (Les Estaiades), hasta llegar a una ‘balma’ o pequeña cueva, donde volví a subir. Al principio, parece que el camino que hacemos pasa por el mismo sitio, pero al llegar arriba y pasar al otro lado de la cresta, veo que no puede ser. Cuando llegamos a la pista, llevo a Pep y Carles al arranque de ese camino que seguí hace tantos años. A los pocos metros, se ve que es un camino de categoría que va a buscar el pie de la roca, unos 30 metros por debajo de ese camino tan extenuante que hicimos de subida. 

Llegamos a la ‘balma’ y Pep ve que el camino sigue bajando, con la misma categoría. “¿Por qué no continuaste?”, me pregunta. “Iba solo. Ya sabes que cuando voy solo me asusto con todo. En aquel entonces, me debía parecer muy empinado y pedregoso”, le contesto.

Dejamos este camino para la bajada y volvemos a la pista. Vemos que el camino continúa y entra en la pista de desembosque que pasa por la fuente destrozada de Fontanals. Aquí el camino se pierde y acabamos en el GR4 que viene desde el Camp de l’Ermitá y sube en línea recta hasta el Collet Llobató.

Aires de primavera bajo el Collet Llobató

Aquí no llega el sol y todavía queda bastante nieve. “Esto no es ningún camino”, dice Pep. “Por aquí no subía nadie. Tiene que haber otro camino”. Llegamos al Collet justo cuando el sol consigue traspasar las nubes bajas. Seguimos el PR hacia el Roc de Catllaràs, buscando un lugar seco para comer, hasta llegar a un pequeño lomo donde el sol ha deshecho la nieve.

En el Collet Llobató. Carles y Pep estudian el mapa

La temperatura no invita a quedarse mucho rato y nos levantamos para volver. En el Collet Llobató, volvemos a bajar por el GR pero al poco rato, vemos un camino que marcha hacia la izquierda. Sigue bajando en diagonal y, cruzando las curvas de la pista, nos lleva a la zona de Fontanals, donde lo perdimos en la subida. No hay duda de que hemos encontrado el camino auténtico que subía desde Sant Julià de Cerdanyola.

Cruzamos la pista y volvemos a bajar por el camino de la ‘balma’. Va siguiendo la pared de roca con un descenso constante pero asumible, con algún zigzag en los tramos más empinados. Bajo nuestro, paredes interminables de antiguos cultivos. 

Bajando el camino hacia el Cap del Pla

Llegamos al fondo del valle del Torrente de la Font del Castell. Hasta ahora, a pesar de su categoría indudable, el GPS de Carles nos decía que estábamos lejos del camino de la Minuta. Sin embargo, al llegar al torrente, el GPS nos dice que estamos encima del camino y, efectivamente, hay una especie de pista naturalizada o camino ancho (que viene de más arriba) que va bajando por la ribera izquierda del barranco. El camino ya no lo dejamos hasta llegar al coche.

Al bajar el track de mi GPS al mapa, Pep duda de que lo que seguimos nosotros fuera el camino de la Minuta. ¿Tendrá este último tramo la llave para desentrañar el misterio?

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 6,3 km; 510 metros de desnivel acumulado.

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